Marcos Igea Fernández, alumno del Grado en Información y Documentación realizando el practicum en el Centro Europe Direct de Salamanca
La rápida expansión de internet, llena de información y que permite la comunicación entre todas las partes del mundo de forma rápida y sencilla, ha llevado a que hoy en día las redes sociales se hayan convertido en una de las bases de la sociedad moderna.
La denominación de “redes sociales” es relativamente nueva y que se refiere a las tecnologías y prácticas online para compartir contenido, opiniones e información, fomentar el diálogo y crear relaciones entre personas. Es una herramienta muy poderosa que, en una democracia, puede ser utilizada por los gobiernos e instituciones para influir en los ciudadanos o para involucrarles en el proceso de toma de decisiones.
En este caso, la Unión Europea utiliza las redes sociales principalmente de dos formas. En primer lugar, para informar a los ciudadanos, comunicarse o interactuar con ellos y de esta forma poder dirigir al público en la dirección de su propia agenda. Las redes sociales permiten entender las necesidades, deseos y prioridades de los ciudadanos y actuar en consecuencia. En segundo lugar, los gobiernos están usando las redes como una herramienta diplomática para comunicarse con otros gobiernos o instituciones y así poder responder mejor frente a crisis internacionales.
La Unión Europea ha aprovechado internet para sus estrategias de comunicación desde mediados de los años noventa, pero el uso de redes sociales comenzó con el gobierno de Barroso en 2004, cuando se crearon los primeros blogs de miembros de la Comisión. Se escribían en inglés, para llegar al mayor público posible y se animaba a los lectores a debatir sobre los temas tratados.
En 2009, el Parlamento Europeo creó varios perfiles en redes sociales con el fin de despertar un sentimiento de cercanía al ciudadano; sin embargo, no se mantenían correctamente y la información estaba incompleta o no se actualizaba con las últimas actividades. La Unión Europea se fue dando cuenta de que las redes sociales eran una forma de pasar por encima de la prensa tradicional y suponía una manera más directa de comunicarse con los ciudadanos; por lo que, poco a poco, se fue mejorando la gestión de las redes.
Hoy en día las instituciones de la Unión Europea tienen presencia en cientos de blogs, plataformas, webs y redes sociales (por ejemplo: Twitter, Facebook, Google+, Youtube, Linkedin, Flickr, Periscope, Pinterest, Instagram, Spotify, Vimeo…). El perfil de Facebook del Parlamento Europeo destaca por su popularidad, con más de 2,1 millones de personas siguiendo la página, y desde él se realizan chats en directo con miembros del parlamento, se actualizan las noticias sobre Europa constantemente, se anuncian eventos y todo tipo de información interesante para los ciudadanos de la Unión europea.
Desde todos los perfiles de las instituciones se trata de compartir contenido que sea a la vez entretenido e interesante, de forma que capte la atención; sus vídeos son únicos e innovadores para llegar a los jóvenes europeos y que participen en los debates sobre cuestiones políticas. Cabe destacar que el uso de redes sociales es una herramienta para que los jóvenes se involucren en los asuntos de la Unión y de este modo se cree una identidad europea común.
Es tal el grado de importancia que le da la Unión Europea a las redes sociales que las autoridades están animando a su personal a comunicarse con el público a través de ellas y la Comisión ha creado un documento llamado “The guidelines to all staff on the use of social media” (“Guía para el personal sobre la utilización de las redes sociales”). Es también una forma de demostrar la transparencia de las instituciones y demostrar que se preocupan por los ciudadanos.
Como conclusión, las redes sociales han cambiado a forma tradicional de entender el espacio y el tiempo. Se han convertido en una herramienta esencial y poderosa que permite la participación de los ciudadanos de todo el amplio territorio de la Unión Europea de forma instantánea y facilita a la Unión el acercarse más a las personas para conocer sus problemas y necesidades, fortaleciendo así la identidad europea.