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Por qué me siento europea

Carlota G. Barcala, alumna del Grado en Derecho de la USAL

 

A lo largo de mis años en la Universidad (tres, que no pocos), he descubierto y redefinido el concepto de europeísmo. Mejor dicho, de lo que para mí significa formar parte de este proyecto compartido entre 28 naciones, 24 lenguas, y 513 millones de ciudadanos. Es por ello que más que un artículo divulgativo o un ensayo sobre la última baja que parece experimentará nuestra selección de jugadores europeos, he decidido ofrecer mis gafas, las de una humilde veinteañera. Así, persiguiendo algo más parecido a un diario, lograré explicar la pregunta que, indirectamente, encierra este título.

 

            Desde que llegué a Salamanca, mi mantra siempre ha sido: “aprovecha las oportunidades que se te ofrecen”. He ahí lo que ha orientado mis decisiones, como la de formar parte de numerosos cursos y formaciones extracurriculares, teniendo las mismas como sede el Centro Europe Direct, situado en las instalaciones de la Biblioteca Francisco de Vitoria.

 

Entre ellas se podría destacar la realización de un Curso sobre el Convenio Europeo de Derechos Humanos, con una dedicación de varias semanas, culminando con un Moot Court o simulación de juicios, que nos permitió acceder a mi equipo a un viaje por Alsacia. Concretamente, con destino a Estrasburgo, marca identitaria de esos primeros objetivos de la integración: inhabilitar de manera no sólo programática, sino material, un nuevo confrontamiento entre Francia y Alemania. Algo que pudimos apreciar a medida que nos adentrábamos en un caso en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (viendo a aquellos operadores a los que habíamos emulado en nuestra humilde Sala de Simulaciones), y en la sede del Parlamento Europeo en la misma ciudad, de la mano -o mejor dicho, con las manos llenas- de croissants y pretzels.

 

Asimismo, tuve la oportunidad de escuchar al magnífico Jakob Kellenberger, antiguo diplomático suizo y expresidente del Comité Internacional de Cruz Roja; en un repaso sobre las implicaciones teórico-prácticas del Derecho Humanitario y del ius in bello. Sin olvidar oportunidades como la realización de un curso de verano en Innsbruck, Austria, gracias a la European Law Students Association (Asociación Europea de Estudiantes de Derecho), en concreto sobre Health and Medical Law (Derecho de la Salud y la Medicina), en su vertiente reproductiva (turismo de reproducción, gestación subrogada, donación de embriones y gametos, tráfico, etc.); y el viaje a las Instituciones Europeas, al que generosamente fui invitada junto con los compañeros del Máster de Estudios de la UE (Luxemburgo y Bruselas). Igualmente, en una de mis últimas aventuras, los veraniegos días de septiembre en la capital cántabra, Santander, en la sede de la UIMP, asistiendo a ponencias magistrales sobre el relanzamiento europeo en la era post-Brexit (en un marco tan incomparable con el Palacio de la Magdalena -nos sentimos como princesas-).

 

            Todo ello sin mencionar algo muy importante: todas aquellas personas que, realizando su Erasmus o su Máster en Salamanca, han dejado una cavidad, llena de alegría y vacía por la distancia, de amistad y cariño. He conocido a tanta, tanta gente increíble, que he llegado a sobrepasar incluso mi a veces invisible inseguridad: puesto que, como siempre dice mi abuela “dime con quién te juntas y te diré quién eres”. Y no es que ahora mi ego sobrevuele las nubes; pero sí soy consciente de lo que he crecido y de lo que me he enriquecido entre clases, fiestas, viajes y ponencias. Tengo mucho trabajo por delante: decidir, en primer lugar, qué quiero hacer después (tiempo que puede me tome durante la realización de unas prácticas en la UE). Eso sí, siento que tengo las herramientas necesarias a tal efecto, que son la resiliencia, la ambición, y muchas personas al teléfono dispuestas a escucharte en un mal día, sea cuál sea la lengua que empleemos. La Unión Europea ha hecho de mí una persona multidisciplinar, empática, y aún más abierta y habladora (si es que eso fue en algún momento posible) de lo que era antes de comenzar mi carrera universitaria. Y no puedo estar, por ello, sino en profunda deuda y en total acuerdo con su objetivo: porque “we will always be an ever closer union”.

 

 

Carlota G.Barcala.