Participantes de los talleres virtuales de SIEP
La Unión Europea nos muestra qué podemos ser cuando aún no hemos advertido lo que ya somos. Esto es algo que aprendí con 16 años, tras participar en mi primer proyecto Erasmus+. Logré entender que el futuro sólo atiende a la conjugación plural, que el éxito es una mezcolanza de conflictos y revelaciones. Tras más de una decena de proyectos, puedo enunciar mi tesis: es el horizonte quien nos mira a nosotros si gozamos de la compañía adecuada.
Erasmus+ me ha colocado ante innumerables diatribas. Sus propuestas han adherido interrogaciones a mi certeza, vulnerando su selecto análisis. Cuando creo que toda posibilidad ha sido explorada, recibo copia de un nuevo guion: Pandemia y teatro… ¿Qué podría ir bien?
Nunca imaginé que la pantalla sobre la que optimizo mis conexiones cerebrales pudiera ejercer una labor emocional. Este futuro inducido alteró nuestros presupuestos, pero logramos escapar de su autocracia. El fin de la tecnología ejecutora convirtió nuestros ordenadores en la cuarta pared. Podría decir que hicimos teatro, pero entregamos tanta verdad…
La obsolescencia hizo las veces de excusa narrativa; revelamos la importancia del cuerpo cuando no podíamos tocarnos. Lejos de seguir la vereda globalizadora, hemos apostado por explorar nuevos caminos que conducen al ser humano.
Esta reflexión nace a partir del proyecto "SIEP - Generating social inclusión through Education Pills and Theatre of Oppressed around the world" (602250 EPP-1-2018-1-ES-EPPKA2-CBY-ACPALA) en el marco del Programa Erasmus+ de la Comisión Europea.
Teresa Martín
Voluntaria de BB&R y Participante de SIEP