II Olimpiada sobre la UE en Castilla y León. Sábado de reconciliaciones y enhechizos

Walter Zellweger Córdoba. 

Portavoz de Equipo Europa Castilla y León

 

Va quedando atrás el 8 de febrero, día en que celebramos la segunda edición de las Olimpiadas sobre la Unión Europea en su fase regional de Castilla y León organizadas por Equipo Europa junto con el Centro Europe Direct Salamanca, la Junta de Castilla y León y la Universidad de Salamanca, en colaboración con el Ayuntamiento de Salamanca, el proyecto EUinClass, el Consejo de Delegaciones de Estudiantes (CONDELE) y la Asociación de Estudiantes Independientes (AEUS) de la USAL.

 

Atrás dejamos esa soleada jornada de sábado (el tiempo acompañó, ¡menos mal!) y ahora sólo nos queda conocer qué centro resultará ganador del certamen y, por tanto, quién se convertirá en nuestro representante en la fase nacional de Asturias, por lo que ya podemos extraer algunas conclusiones sobre el evento.

 

En primer lugar, cabe destacar el creciente interés que despierta en los institutos de nuestra comunidad autónoma la cuestión de las Olimpiadas: en esta edición, se han congregado un total de seis centros de distintas localidades castellanoleonesas, dos más que en el primer encuentro celebrado el año 2024. Por otra parte, contamos con una mayor (y más fiel) representación de nuestro panorama regional, pues han acudido a este particular llamado olímpico-europeísta abulenses, leoneses, palentinos, vallisoletanos y, como no, salmantinos.

 

Sumado al creciente interés de la juventud castellanoleonesa por implicarse, conocer e indagar en los asuntos europeos, podemos decir que, además, las Olimpiadas sobre la UE tienen una fuerte impronta charra. No ya sólo por el evento que recientemente hemos acogido, sino también porque la capital del Tormes recibió ya tanto la I edición de la Olimpiada regional como, especialmente, la pasada fase final –primera en replicar el formato bifásico de fase regional o autonómica y fase final o nacional– en la que se disputaron el oro participantes llegados de distintos puntos de la geografía nacional. En aquella ocasión, fue también un instituto salmantino, el IES Vaguada de la Palma, el encargado de portar la enseña roja y blanca con el león y el castillo. Será verdad eso de que Salamanca enhechiza voluntades con la imperiosa necesidad de volver a ella.

 

Lo cierto es que las Olimpiadas son un punto de encuentro especial: reúnen alumnos de instituto –los verdaderos protagonistas–, a sus profesores, a algunas de las instituciones que nos representan y a la Universidad. Unos se motivan con la experiencia y conocimientos de los otros, y los otros con el renovado espíritu e interés por el saber de los unos. Como se dijo, una actividad verdaderamente reconciliadora para el espíritu europeísta.

 

Mención aparte merecen (yo por lo menos he de hacerla) los socios de Equipo Europa y otros voluntarios, un total de ocho personas esta vez, que acudieron sin dudarlo demasiado y de forma desinteresada a auxiliar la realización del evento demostrando en el proceso un interés por la promoción y estímulo de los valores europeos igualmente reseñable.

 

Mientras aguardamos con paciencia descubrir al vencedor de esta II edición de la Olimpiada regional de Castilla y León sólo nos queda reflexionar sobre lo bueno que ésta nos deja: voluntarismo, reconciliación, esfuerzo, dedicación, colaboración… Un catálogo de sensaciones que, aun con la prontitud del momento presente, ya nos arroja a plantearnos, «¿para cuándo la tercera?».